Nunca me han dado demasiado miedo los juegos de terror. Al principio de cada uno sí, claro, pero al poco te acostumbras y ves que no era para tanto. En estos juegos lo típico es ir sobre lugares lúgubres y de golpe llevarte un buen o ligero susto, meterle cuatro tiros al causante de turno y seguir.
Pero lo que realmente acojona a todo ser humano es el terror psicológico: El miedo no se centra en sustos concretos, sino que se dosifica a lo largo de toda la aventura sin saber qué va a suceder ni cuándo, produciendo una tensión absoluta y constante, y esto es lo que consigue Amnesia: The Dark Descent. Aunque no te gusten los videojuegos pero te gustan las historias o películas de terror, te recomiendo probarlo e intentar terminarlo, porque realmente merece la pena. Por cierto, baja las persianas, ponte los auriculares y sube el volumen. Que aproveche:
Daniel, un joven británico, despierta en el interior de un castillo del siglo XIX y apenas recuerda nada. El castillo se presenta misterioso, lúgubre y oscuro. Poco a poco, Daniel va recordando cosas de su pasado conforme recorre el castillo a modo de flashbacks, tales como conversaciones que tuvo anteriormente, además de leer notas y cartas de otros personajes esparcidas por el castillo, que irán ayudando a comprender cosas sobre él, principalmente porqué está en el castillo y qué es lo que debe hacer allí.
Sin embargo, una de las primeras cartas que encuentra está escrita por él para sí mismo, diciéndole que debe descender a una de las habitaciones para asesinar a un hombre dentro de ese castillo, y aunque no recuerde el motivo, debe hacerlo. Como todo eso parece demasiado tranquilo, al final de la nota añade que una horrible pesadilla viviente le persigue y que no hay manera de acabar con ella más que esconderse. Por qué estoy jugando a esto, me pregunté.
Y es que en Amnesia: The Dark Descent no hay ningún tipo de arma que se pueda usar más que la astucia y un candelabro totalmente inofensivo y desgraciadamente, de capacidad limitada y luminosidad reducida, porque esto no es un shooter, sino una aventura gráfica en primera persona, donde (por mucho que acojone) habrá que explorarlo todo e ir resolviendo los puzzles que se vayan presentando. Se echa mucho en falta no tener una escopeta o algo semejante aunque sólo fuese para ir con algo más de seguridad, pero si se añadiesen se le quitaría ese toque de terror tan característico.
Este juego es un juego de a pocos, ya que sobre todo al principio, cuesta jugarlo más de 10 minutos seguidos sin quitarlo, dejar que pase un rato y luego volver con prudentes ganas renovadas. Y repetir ese ciclo, porque realmente lo pasas mal, te angustias y te inquietas. No es un título de terror más, este verdaderamente sabe transmitir un miedo constante por pequeños y grandes detalles, por no decir que es el único que me ha tenido tenso de principio a fin, y no ser uno de tantos que al poco rato ya perdía fuerza: Sustos inesperados, sustos esperados, estresantes persecuciones, confiar en que no echen la puerta abajo de la habitación de donde estás, la angustiosa crudeza de algunas conversaciones ("Dibuja las líneas, Daniel"), ligera impotencia, intriga y un largo etcétera. En otras palabras, Pasártelo bien pasándolo mal.
Entrando en el campo de la jugabilidad, hay dos tipos de salud, la física y la mental: Como obviaré explicar la física, la mental se ve afectada si no te da la luz, ves cadáveres, percibes sucesos paranormales (como puertas abiertas de golpe), o miras a los monstruos mientras pasan en tu búsqueda, entre otros ejemplos, pero se recupera resolviendo puzzles y enigmas. Sin embargo, por muchos puzzles y por mucho que avances, el canguelo lo vas a seguir teniendo como estandarte:
Caminas por una biblioteca de habitaciones cortas y pasillos largos escuchando nada más que tus pisadas, hasta que empieza a sonar una siniestra melodía de piano. Te paras en seco para ver de dónde proviene esa melodía y ves cerca tuya un robusto piano que ha dejado de sonar, sin nadie tocándolo. Para colmo te das cuenta de que siguen sonando pisadas cercanas, pero tú llevas quieto un rato... pese a todo decides seguir avanzando y abres una puerta. Al poco de entrar, suenan varias notas agudas y asonantes de instrumentos de cuerda, resaltando un violento rugido. Te das media vuelta y, aunque acabes de ver a un horrible ser deforme observándote al fondo del pasillo que de golpe se desvanece, tus cuerdas vocales han emitido un "AhháhÁÁaÁH".
Al menos yo hice ese sonido xD
Gráficamente no es gran cosa, para haber sido de 2010 podría tener mucha más complejidad, pero consigue ir con suavidad y plasma una atmósfera totalmente siniestra y espeluznante.
El aspecto sonoro ayuda enormemente a ambientar, desde los jadeos y quejidos de Daniel hasta una banda sonora en plano totalmente secundario que crece en tensión en determinadas situaciones, (como la puta escena de los pasillos inundados, qué mal rato pasé, joder xD).
El argumento está sencillamente bien, poco a poco se van descubriendo detalles sobre Daniel, qué le llevó a estar en el castillo y porqué debe asesinar a ese hombre. Aparte, hay 3 finales (Dos buenos y uno malo) que dependen de lo que hagas en la última escena.
Respecto a duración, diría que aproximadamente 6 horas, pero añádele 1 más por ir de forma prudente, y otras 2 porque algunos rompecabezas son MUY jodidos.
Y con esto me despido, sabiendo perfectamente que a más un miedófilo le habrá picado la intriga. Como consejo evidente, no juguéis si después tenéis pensado acostaros. De nada ;)
Demasiado giñe para estas horas de la noche... Hoy no, MAÑANA.
ResponderEliminarBuena entrada. No es un juego hecho para mí (el terror psicológico me puede) pero supongo que a los amantes del género les privará.
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